Que breves eran tus días,
pero que largas las noches,
en que el jazmín florecía
y surgían los amores.
Ante la fuente quebrada,
bañaba mis ilusiones,
y recogía alabanzas
que convertía en pasiones.
Los días de mis andanzas,
quedaron prendidos al aire,
y yo, con mis añoranzas
los busco sin encontrarles.
Voy al dulce manantial,
que un día brotó del aíre,
y otro sin más se nos va
¿donde puedo yo encontrarte?.
Mª Ofelia
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