Con la Epifanía del Señor, culminan las fiestas de la Navidad.
Ya entrados en el nuevo año después de recibir los regalos, y reunirse toda la familia a la mesa, nos encontramos ante un gran roscón que nos espera para la merienda.
Allí es donde empieza el juramento, el adiós a dulces y comidas copiosas, y se intenta retornar a días pasados, que aunque no mejores, por lo menos más aliviados de peso.
No importa si la cuesta de Enero viene menesterosa, eso es precisamente lo que nos va a hacer recuperar nuestra antigua linea. Y así podremos decir ¡gracias cuesta de Enero! por dejarnos sin un duro y tal como está la economía comer a base de caldos y poco más. ¡Pero vaya tipazos que se nos van a quedar a todas.
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