¡Caía una horrible tormenta!.Los rayos rompían la noche, como si el mismo diablo expulsado del cielo, lleno de ira, atravesara la tierra.Y allí en el centro de todo con mirada perdida en medio de un inmenso salón se encontraba Teresa. La luz procedía de una gran chimenea donde los troncos chisporroteaban como pequeñas estrellas de fuego, que parecían ejecutar alguna danza macabra.
Elevando los brazos con lágrimas de ira en sus ojos, gritó.
-¡Madre yo no quería! ¡tu te lo has buscado!
-Ya no soporto tus insultos ni tus malos tratos.
El eco de su voz junto con los truenos retumbó en la estancia de donde Teresa salió alocadamente hacia la cocina, y abriendo temblorosa uno de los cajones sacó un cuchillo de enormes dimensiones, se encaminó hacia la escalera que conducía al dormitorio de su madre. Un rayo cayó en ese momento iluminándola ¡que gesto despavorido se observaba en su cara!.
Una vez arriba dio un terrible golpe en la puerta, que cedió de pronto y se abrió de par en par.
Encaminándose hacia la cama donde yacía su madre cuchillo en mano se abalanzó sobre ella. Cada cuchillada era como un golpe seco que encogía el alma, la ira la invadía. La sangre brotaba a borbotones salpicando toda la estancia. ¡Cuando de pronto se oyó una voz que surgía del rellano y se encaminaba hacia la puerta abierta.
¡¡CORTEN!! Y a continuación se encendieron las luces, y entró una mujer delgaducha y algo rara, llevaba unas gafas apoyadas en su cabeza y dirigiéndose a Teresa le dijo:
¡¡Fantástico darling!! Has estado genial.
Teresa se volvió y con rabia contenida le replicó:
-¡Que sea la última vez que me ponéis una bolsa tan grande de ketchup, me ha saltado a un ojo y por poco me clavo el cuchillo en un dedo. Y diciendo esto con aire altivo se dio media vuelta y se encaminó a su camerino donde la estaban esperando para retocarle el maquillaje.
FIN Mª Ofelia
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