jueves, 22 de marzo de 2012

El despertar


El despertar

Ayer era una niña, pero hoy su cuerpo empieza a reclamar algo que su mente ignora. Cada mañana al despertar siente una humedad y un sudor que le cubren la piel con olor a fuego.

María, como muchas otras veces, va a encontrarse hoy con Miguel, su compañero de andanzas. Pero esta mañana todo parece diferente. El sol primaveral calienta la tierra y la viste con pequeñas flores, han quedado citados bajo el árbol donde de niños solían esconder sus tesoros. María encuentra a Miguel de pie esperándola, y su mirada le resulta especial. Algo ha cambiado. Cuando él la toma de la mano, un escalofrío le recorre la espalda y la mirada se queda clavada en la suya. Aproxima el talle de María al suyo. Ese leve roce le hace temblar. Miguel deposita sobre sus labios un suave beso.

El cuerpo de María cede ante algo desconocido. Él la besa en la mejilla, en el cuello, para acabar en el escote donde ansiosos le esperan dos blancos senos. La deshoja de sus ropas lentamente, disfrutando del momento.

Los pies de María quedan paralizados, mientras su cuerpo se contorsiona y se agita, como una espiga al viento. Miguel la recuesta sobre una colcha verde salpicada de espléndidos colores, y pausadamente con manos febriles se va adueñando de su cuerpo. El aroma de las flores es dulce, como el amor entre ellos.


Y María, siente en ese momento, como la tierra se cubre de cielo.
                                                                                                                           
                                                                                                                                          Mª Ofelia

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