miércoles, 18 de enero de 2012

Libro


Libro

Aprieto un libro contra mi pecho, siento la dureza de sus tapas como una muralla que esconde grandes tesoros. Sin embargo, el suave roce de sus hojas me confunde. Ese sonido al pasar las páginas, y ese pequeño soplo de aire me roza la cara. Colándose en mi mente me hace sentir la necesidad de sumergirme entre sus letras, y como un naufrago a punto de ahogarse, devoro palabras, ansiosa por llegar a la costa.

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