Hoy he visto a personas con chaquetas deambulando por las calles. Un airecillo suave pero engañoso helaba la cara.
Me ha parecido ver acercarse la sombra del otoño que sonreía maliciosamente, sintiendo que le había ganado la batalla a un cálido verano, que vestido de verdes, azules y plata. Se retiraba molesto refunfuñando mochila al hombro, cargado de estrellas, brisas cálidas y siestas soporíferas que custodiará hasta el próximo año.
Ahora los arboles lentamente se irán desnudando y con dignidad dejaran que sus hojas se desprendan y caigan silenciosamente en tierra, hasta formar una maravillosa alfombra dorada.
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