sábado, 13 de junio de 2009

Recordando Benidorm




Benidorm, ese pueblo de marinos y tambien de pescadores, ese pueblo pequeño y entrañable, que yo tuve la suerte de conocer. Donde una vez llegabas al final de la calle Martinez Alejos, era practicamente el fín ; a partir de ahí hasta el rincón, era un camino en el que al pasar te saltaban los grillos. La playa estaba cubierta de dunas, donde los crios jugabamos, ibamos a buscar cañas y haciamos nuestras cabañas que defendiamos a golpe de higo y oliva que es lo que te acompañaba hasta el rincón, donde acababa la escursión, con bocata y baño en la Cala del Tío Ximo.
En la playa de la Cala había una gran montaña de arena blanca a la que subiamos para tirarnos rodando y llegabas al hotel hecha una gran croqueta. Tambien recuerdo las excursiones en bicicleta por la montaña que acababan en una gran chocolatada; eramos pandillas compuestas por veraneantes y gente de Benidorm. Solo existía el hotel Bilbaino y la pensión Lilla.
Era un Benidorm maravilloso con una gente encantadora, donde nos mezclabamos, y nos conociamos todos. Donde al llegar del viaje, te apresurabas a abrir la maleta, para ponerte el bañador y bajarte a la playa, es entonces cuando te encontrabas medio desnuda y sentias esa verguenza que al meterte al agua desaparecía.
Al marchar, cuando ibas recorriendo la calle de la Carretera, mirabas hacia atrás con nostalgia, como deseando guardar todo en tu mente, y con la ilusión de volver al año siguiente; y pasabas meses soñando; ¡ claro así siempre traías algún cate ! y tenías que acabar en la clase de Pepita Zaragoza.
Ahora todo ha cambiado el pequeño pueblo se ha convertido en una ciudad grande y preciosa, pero mas impersonal, ahora es dificil encontrarse; ya vivimos aquí, y no tengo que despedirme cada año hasta el proximo verano; ya no hay Dunas, ni grillos, ir al Rincón es un paseo. Hay cantidad de hoteles, se ha convertido en un pequeño Miami. Pero a veces cierro los ojos, y me sitúo donde estaba El Parque de la Lloreta, y desde allí vuelve mi mente a vivir los entrañables momentos de mi Benidorm pequeñito pero adorable, que sin darnos cuenta se nos fué metiendo en el corazón. ( La primera foto es la entrada del hotel Bilbaino, Se pueden ver tres matrimonios entre ellos mis padres, el dueño del hotel y yo )

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