LA TARDE SIN "T"
Habíamos quedado a las cinco de la tarde, en casa de unos amigos. Las tres parejas salimos al jardín y tomamos asiento en un romántico cenador.
Gloria, la anfitriona, tomó la tetera que presidía la mesa y fue sirviéndonos a todos el té, que degustamos mientras hablábamos y reíamos.
Una de las veces al acercarme la taza a la boca. Mi té se derramó. Todas las miradas se vertieron hacia mí, al igual que mi infusión. Tontamente me había quedado si "T".
En onces, pasó algo errible. Odos me miraban asombrados sin en ender exac amen e lo que decía. Gracias que esa si uación, duró un momen o, pues Gloria se levan ó y volvió a llenarme la aza de é. En ese instante todo recobró la normalidad y yo pude terminar tranquilamente el té y gozar de la compañía de mis amigos.
Mª Ofelia
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