Gotas preñadas
Me levanté temprano, la lluvia repicaba contra los cristales y los recorría hacia abajo. En el camino las gotas iban engordando, hasta convertirse en gotas preñadas. En aquel momento pensé...¿Y si las gotas parieran? Entonces, las nubes serían hospitales repletos de sábanas blancas. ¡Claro, que tendría que llover hacia arriba! Y por lo tanto las flores deberían subir al cielo, para poder alimentarse con los hijos recién paridos de las gotas gordas.
Mª Ofelia